¿Qué es amarse a si mismo?

¿Cómo podemos amar algo que no conocemos?

 

Me llevó años comprender que no podía amarme a mí misma basándome en mis propias fuerzas y en los ejemplos de la sociedad sobre lo que era el amor. Solía pensar que el amor propio consistía en hacerme feliz y deshacerme de las creencias y pensamientos negativos que obstaculizaban mis objetivos. Aunque las personas con verdadero amor propio pueden lograr esto y más, el verdadero amor propio va más allá de esto.

 

Para mí, el amor propio comienza con la curación de nuestra mente y la comprensión de las distorsiones sobre el yo que el ego ha construido.

 

Hoy en día, podemos encontrar muchas interpretaciones en línea de lo que es el amor propio. Lo que he aprendido en mi viaje como coach es que los marcos psicológicos y filosóficos pueden proporcionarnos un lenguaje para comprometernos con los clientes, sin embargo; esos marcos tienen sus limitaciones para ayudar a los clientes porque se basan en el enfoque del trastorno psicológico en lugar de en el funcionamiento saludable. (Wiggins y Schwartz, 1999).

 

Según mi experiencia, el tratamiento del dolor emocional y de los pensamientos negativos no puede superarse sólo con la voluntad de ser feliz o sólo con la automeditación. Tenemos que recordar que el yo tiene sus limitaciones debido al impacto del condicionamiento social negativo y al trauma de la infancia. Por lo tanto, no podemos aprender de nosotros mismos (ego) cómo amarnos a nosotros mismos.

 

Es por esto que en mi práctica me gusta utilizar los puntos de vista espirituales como un modelo complementario para ayudar a los clientes y explicar el comportamiento humano, porque los seres humanos somos tan complejos para ser explicados sólo bajo las reglas Newtonianas predecibles de causa y efecto.

 

En mi práctica de coaching me gusta utilizar una visión cristiana del ser porque tiene una fuerte base de amor que ha demostrado funcionar bien durante más de dos mil años. Para mí, amarnos a nosotros mismos es más bien un subproducto de amar a Dios. Cuando aprendemos esta lección estamos preparados para amar a los demás y dar gloria a Dios. Creo que Dios es nuestro Ser, nuestra vida y nuestro aliento mismo, que está conectado como una red a Dios mismo. Por lo tanto, mi imagen es una extensión de la suya. Mi identidad no está separada de la suya y mi fuerza proviene de esta conexión. No hay separación y Dios comparte su poder con todos los que reconocen esta verdad.

 

Antes de reconocer plenamente esta verdad, luchaba más con sentimientos de ansiedad y autoestima. Estaba ciega a mi conflicto interno con el ego. Hubo momentos en mi vida en los que creí las mentiras de mi ego y sentí tanta ansiedad, confusión y dudas sobre mí misma que acabé en la sala de urgencias. La imagen que tenía de mí misma era la imagen que el mundo me enseñaba, era una imagen separada. Creía en la ilusión que el ego creaba sobre quién era yo e incluso tenía fe en ella. Los conceptos y suposiciones que tenía sobre mí misma eran pensamientos distorsionados sobre mi identidad.

 

No podía ver mi verdadero Yo como una sola ola no puede ver todo el mar.

 

Mi verdadero Yo, mi verdadera imagen estaba oculta por las sombras del ego. Tenía tanta sombra que no podía ver mi verdadero Ser. Afortunadamente los duros acontecimientos de mi vida me llevaron a aprender a ser humilde y a reconocer que necesitaba la ayuda Divina.

 

Antes de seguir adelante me gustaría aclarar lo que significa ser humilde porque mucha gente confunde ser humilde con la sumisión inconsciente y el autodesprecio. Cuando en realidad ser humilde significa asociación Divina CONSCIENTE y desconexión del ego malsano.

 

Hay un camino para llegar a esta conclusión y se llama desorganización interna, que es sólo parte de nuestro desarrollo normal de toda la vida. El caos es parte de cómo funciona el Universo. Por eso los científicos nunca pueden predecir fechas exactas para el clima y otros eventos cósmicos.

 

¿Dónde está la clave para amarnos a nosotros mismos?

 

El secreto para amarnos a nosotros mismos reside en comprender el ego sin identificarnos con él. ¿Por qué? Porque el ego es una construcción, una ilusión, no es real. El ego es como un disfraz que nos ponemos para Halloween. Aprender sobre las distorsiones del ego es un proceso que nos ayuda a discernir nuestras percepciones erróneas sobre nosotros mismos. Para entender mejor el amor propio, tenemos que explorar qué es el Ego (ampliaré este concepto en mi próximo blog).

 

Para mí, el fundamento del amor propio se basa primero en saber Quién soy, bajo la perspectiva de una identidad ENTERA ligada a Dios, sólo después de aceptar esta verdad sobre nuestra totalidad, podemos empezar a experimentar el amor puro a nosotros mismos. Como cristiano no puedo seguir hablando de amor propio en este blog sin mencionar la obra que Jesús ha hecho por mí y por todos.

 

Jesús ha trazado el camino para que aprendamos a amarnos a nosotros mismos

 

¿Cómo aprende el ser humano a amar?

 

Según la ciencia, los humanos están diseñados para aprender el concepto de amor de los demás. Necesitamos crear vínculos y conectar con otros, y necesitamos un modelo en el que fijarnos.  Cuando somos niños, la primera persona que nos cuida suele ser la primera que nos enseña lo que es el amor y tomamos al pie de la letra lo que aprendimos de ella porque de pequeños no podemos comparar.

Cuando somos jóvenes, solemos tener un contenido limitado, y de niños tenemos que aceptar las ideas y definiciones de amor que nos dan nuestros padres, profesores y la sociedad. Así que solemos terminar la escuela, sin saber apenas quiénes somos, qué queremos o cómo podemos desarrollar el amor por nosotros mismos. Pasamos años intentando descubrir qué es el amor y/o intentamos encontrarlo, pero cuando está ahí no podemos apreciarlo porque no lo reconocemos. Lamentablemente, la mayoría de los psicólogos, antropólogos y educadores estarían de acuerdo en que la mayoría de las personas nunca aprenden a amar.

 

No podemos reconocer lo que nunca hemos VISTO

 

Para aprender a amar necesitamos encontrar una persona que tenga las cualidades de una persona amorosa. Para mí la persona más amorosa de la historia ha sido Jesús. Mirándolo a Él puedo aprender lo que es el Amor. Sus enseñanzas nos han dado un nuevo significado del perdón y del amor incondicional a nosotros mismos y a los demás.

 

En Mateo 22:37, Jesús dijo: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primer y gran mandamiento".

 

Amar al Señor por encima de todo significa amar a todos y a todo... aquí la palabra Señor significa Vida, Dios es Vida. Jesús dijo Yo soy la Vida, la Verdad y el Camino. A través de Él podemos entender el verdadero Amor, es el camino que nos lleva a CASA. Cuando llegamos allí por fin encontramos un poco de descanso. Nos sentimos como si estuviéramos caminando por el desierto durante mucho tiempo sin agua.

 

Este mandamiento es clave en el cristianismo, pero pocos han entendido su significado. Dios está en todos y en todo. Él nos ha creado a nosotros, a las plantas, a los animales y al Universo. El significado de este versículo es más profundo de lo que la mayoría de la gente conoce. A veces pensamos que Dios es una entidad externa, que Dios está en otra parte. Pero Dios está en todo lo que tiene vida. Básicamente, Jesús está diciendo que ames tu vida, la vida que te rodea y la vida de los demás. Este es el primer y más grande mandamiento.

 

¿Podemos permitirnos ignorar esta verdad?

 

Creo que no. El ego es en realidad un error de pensamiento. Nos dice que somos independientes de la mente de Dios. Dice que puedo hacerlo solo, que no necesito a nadie. El ego es orgulloso y solemos aceptar estas afirmaciones de la mente del ego porque somos orgullosos e ignorantes. Comprender que esto es un engaño nos lleva al desarrollo personal y nos ayuda a aprender a amarnos a nosotros mismos, a nuestros familiares, amigos y colegas. Este conocimiento nos lleva a la autocompasión, al autoperdón genuino y a la compasión por los demás. Aprendemos a respetarnos a nosotros mismos, que no es autoglorificación ni autodesprecio. Empezamos a aprender a sentirnos finalmente completos y santos porque a nuestro verdadero ser no le falta nada. Nos sentimos seguros porque estamos en casa.

 

Por eso la repetición de mantras y las buenas afirmaciones no funcionan. Sólo repetirnos a nosotros mismos que somos increíbles o que lo estamos haciendo muy bien no nos hará sentir felices o en paz. Estas afirmaciones no funcionan porque a nivel inconsciente y consciente hay una división interna. No hay necesidad de repetirlas cuando sabes quién eres. Es como saber que eres una mujer, no necesitas repetirte que eres una mujer, ¿por qué? Porque lo sabes.

 

El debe crecer, pero yo debo disminuir. Juan 3:30

 

Con la práctica todos podemos aprender a distinguir la voz del ego. No es tan difícil. Solo tenemos que apartar un tiempo para conectar con nuestras emociones y nuestro cuerpo. El ego siempre nos hace sentir ansiedad porque el miedo está en su base.  Necesitamos aceptar que no somos independientes de Dios, y reconocer cuánto nos ha estado torturando el ego. En este proceso, todavía podemos hacer elecciones equivocadas, pero siempre podemos corregir nuestras percepciones bajo la Luz de Dios y perdonarnos por elegir identificaciones equivocadas. Con el tiempo, podemos aprender a dejar de escuchar al ego. Se sentirá más como si apagaras la televisión, como si te cansaras de sus anuncios poco útiles y de las películas repetitivas. A medida que avanzas en tu viaje, apagarás la televisión más a menudo porque aprenderás que es un gran coste para tu salud y para tu forma natural de ser. En su lugar, utilizarás ese momento para conectar con la presencia de Dios haciendo simplemente un clic mental. Allí podemos ser totalmente honestos con nosotros mismos; allí podemos integrarnos a un Ser Superior y recibir sanación; allí podemos ser Uno. Esto es amor propio.

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